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A los 101 años

Falleció la actriz Elena Lucena

Falleció esta mañana. Lo comunicó la Asociación Argentina de Actores. También cantante, trabajó en cine, teatro y televisión.
Elena Lucena, actriz y cantante, falleció esta mañana a los 101 años, según informó la Asociación Argentina de Actores. "Se debió a una indisposición lógica de la edad de la cual no se pudo recuperar", informó dicha institución.
Lucena inició su carrera artística en la radio en la década del '30 fue muy reconocido su personaje de Chimbela, que luego lo llevó al cine, teatro y televisión. Su camino cinematográfico incluyó cerca de 50 películas y trabajó con grandes figuras. “Pepe Arias, Mario Fortuna, Enrique Serrano, Olguita Zubarry, Mirtha Legrand, Osvaldo Miranda, Antuco Telesca... Qué sé yo, podríamos estar toda la tarde citando gente”, le había dicho a Clarín en una emotiva nota el año pasado. Y agregado: “Yo debuté a los 16, como cancionista en la radio. Y nunca paré. Hice cine, teatro, televisión, actué, canté, bailé... Me hubiese gustado, antes de irme, haber hecho algo en el escenario, una linda obra, no sé”. 
Su archivo acumula títulos que han dejado huella, como La rubia Mireya y Joven, Viuda y estanciera en cine, como Juanita, la popular y Hello Dolly en teatro, y Piel naranja, entre otros ciclos de TV. “Digamos que estuve más volcada a la comedia que al drama, pero siempre hice de todo. A mí me gustaba trabajar”, reconoció la actriz que le prestó el cuerpo y la voz a Chimbela, su emblemático personaje.
Además, fue cantante y bailarina en los '60 y reemplazó a Libertad Lamarque en la comedia chilena La pérgola de las flores. Sus últimas participaciones fueron en 2002 en la serie de televisión 099 Central y en cine, en Dos hermanos (2010) junto a Antonio Gasalla y Graciela Borges.

Recordando la última entrevista que brindó para Clarín, cuando cumplía 100 años


A los 96 dejó de trabajar, después de 80 años de carrera. Con humor y memoria, recuerda sus tiempos de cantante, actriz y bailarina. Honrar la vida.
Tiene los labios pintados y mucho humor. Dos condimentos, que, juntos, a los cien años, hablan más del alma que del cuerpo. Su cuerpo, amén de algunos dolores y cierta fatiga de materiales, está bien. Pero ella insiste en que lo suyo, principalmente, “pasa por la actitud”. Y sus palabras encuentran eco en esa mujer coqueta que está sentada a la mesa del living de su casa, con brillo en las uñas -y en la mirada-, con un collar precioso, con una sonrisa que abriga en esta fría tarde de lluvia, con buenos recuerdos. Con frases de antología, como cuando dice, a cuento de lo que ya no hace, que “hace mucho que soy vieja”. Hoy, Elena Lucena cumple los cien. Y los honra.
La entrevista fue anteayer, en Colegiales, donde vive con su hija, Hebe, que la cuida como una madre. Un amoroso cambio de roles. “Ella me cocina rico, me ayuda con la memoria, porque hay cosas que a veces se me van de la cabeza. Entonces yo digo ‘Hebita, cómo era eso o lo otro’ . Lo bueno es que se acuerda de todo lo mío, aún de cuando yo era muy jovencita. Y, claro, la tuve a los 19 años, así que imaginate que ella fue testigo del esplendor de mi carrera”, cuenta la mujer con 80 años de trayectoria y un último trabajo en 2010, cuando, a los 96, actuó en la película Dos hermanos, junto a Graciela Borges y Antonio Gasalla.
“Yo debuté a los 16, como cancionista en la radio. Y nunca paré. Hice cine, teatro, televisión, actué, canté, bailé... Me hubiese gustado, antes de irme, haber hecho algo en el escenario, una linda obra, no sé”, suelta, con cierta nostalgia en el tono, de la que intenta salir rápido. No es ése un lugar cómodo para ella, se ve.
Pero hiciste mucho teatro, te diste unos cuantos gustos...
Sí, no me privé de nada. Pero ahora, cuando hablo, todo es en pasado. Hace un montón de tiempo que no hago nada. Ojo que no estoy pidiendo trabajo. Me gusta lo que estoy haciendo.
¿Y qué estás haciendo?
Nada. Y, para esta edad, está muy bien. Me siento en mi silloncito -‘¿Hebe, le sacamos la funda, no?’- y escucho la radio, hablo con mi hija, veo un poco de televisión.
Su silloncito, sin la funda, es una preciosa silla hamaca en la que ahora toma un café con amarettis. Su mano acaricia otras manos y, casi en un susurro, pide: “Dale, preguntame lo que quieras”.
Cuando repasás la carrera, ¿qué nombres te vienen a la memoria? Trabajaste con medio mundo.
Sí, con todos. A ver... bueno, son tantos que no me acuerdo ahora. Haceme otra.
Una delicia de entrevistada. Una sencillez que no se encuentra habitualmente del otro lado del grabador. No ensaya las respuestas, no pretende, no finge, es. Y así suena, auténtica.
De pronto, con una puntita que tiró su hija, los nombres aparecen. Y entonces evoca los tiempos en lo que trabajó con “Pepe Arias, Mario Fortuna, Enrique Serrano, Olguita Zubarry, Mirtha Legrand, Osvaldo Miranda, Antuco Telesca... Qué sé yo, podríamos estar toda la tarde citando gente”. Su archivo acumula títulos que han dejado huella (ver Un repaso por...), como La rubia Mireya y Joven, viuda y estanciera en cine, como Juanita, la popular y Hello Dolly en teatro, y Piel naranja, entre otros ciclos de TV. “Digamos que estuve más volcada a la comedia que al drama, pero siempre hice de todo. A mí me gustaba trabajar”, reconoce la actriz que le prestó el cuerpo y la voz a Chimbela , su emblemático personaje.
Bisabuela de un niño de 6 años que se llama Tiziano, comparte que un día suyo comienza “a las 12.30, una del mediodía... porque yo todavía conservo eso de acostarme tarde. No es que salga, pero me quedo viendo tele. Arranco a las 20 con los noticieros y después miro a Marcelo Tinelli... Veo cómo bailan, lo que dice el jurado, pero a mí me encanta él, es el alma de ese programa. Tiene gracia y carisma”. Su ritual, antes de ver ShowMatch (a las 22.15, por El Trece), la lleva a pintarse los labios.
Como se los pintó ahora para las fotos. Como se los pintará esta noche para la fiesta de su cumpleaños.
¿Por qué vas a brindar?
Por la salud de mi hija y de toda mi familia.
¿No vas a pedir nada para vos?
Yo tengo todo. Igual, ya que Dios quiere seguir teniéndome en la Tierra, cosa a la que yo no me opongo, que me tenga, pero sin dolores. Y que me siga funcionando el bocho.
Elena Lucena, la mujer que hoy llegó a los cien, con dignidad. No ha sido porque sí.